El psicólogo
laboral, Francisco Widow explica
que hacer un alto en el camino a estas alturas del año es de vital
importancia, especialmente, para los docentes. "La labor del profesor
tiene un gran desgaste a nivel físico y psíquico. Para desempeñarse en un nivel
cercano a lo óptimo requiere de un descanso para reponer energías".
Por otra parte, mantenerse unos días alejados de las
obligaciones se traduce en una mayor productividad y en una mejor
predisposición al trabajo. Según Widow, las vacaciones, "por lo general,
son un espacio para dedicar a la vida personal. La desconexión del deber
revitaliza. Para los docentes, esto es fundamental, porque aquellos que son
comprometidos se encuentran en una situación de constante esfuerzo y/o lucha
por educar y esta labor muchas veces conlleva episodios de frustración,
tensión, ansiedad, enojos, etc., propios de la pretensión de conseguir un
cambio en el otro. Incluso para aquellos docentes que son capaces de lograr un
control sobre estos sentimientos, las vacaciones son
un tiempo para recargar las energías que se requieren para continuar con el
mismo o mayor esfuerzo".
Y qué serían de unas buenas
vacaciones sin el deseo de nuevos comienzos, anhelos y metas para afrontar lo
que queda del año. Widow aconseja, "inicialmente comenzar por evaluar el
recorrido hecho durante el ciclo escolar, analizando fortalezas, debilidades y
oportunidades de mejora en lo personal e institucional, recordando que la labor
que se realiza en docencia sigue siendo una de las más importantes para la
sociedad (si es que no, la más importante) y que por ello es vital continuar
motivados con el logro de la grandiosa meta que es educar. En lo concreto,
lograr abstraerse de lo complejo de la labor, focalizándose en la meta última
que es educar y desarrollar personas con todo lo que ello implica, para lo que
se necesita de disposición, entereza y entrega. Luego, simplemente
descansar".